En este proyecto las premisas eran mantener una paleta de color sencilla y relajante, en blanco, negro y madera, eligiendo elementos de decoración que fueran en si mismos pequeñas obras de arte.
Desde el punto de vista práctico, el diseño debía permitir contrarrestar los fuertes vientos de la zona, que en esta parte de la ciudad son muy fuertes. Muebles sólidos y grandes jardineras de barro, cortavientos y una pérgola bioclimática cumplen este cometido perfectamente.
La única zona ajardinable era el patio de acceso, en el que hemos alineado unos árboles, Pyrus Calleryana, en un parterre geométrico que marca distancias con la calle y refresca el acceso