Este jardín es una máquina de generar tranquilidad y bienestar, más allá incluso de lo que preveíamos al diseñarlo.
Hemos divido el espacio en varios sectores, creando una eje de sombra longitudinal en el centro, gracias a una gran pérgola con un tramo vegetal y otro de acero y madera.
La pérgola enmarca el jardín de arces japónica y césped del lateral, disimula la zona de jacuzzi detrás de una gran pared de celosía y da cobijo al comedor y a los bañistas que no quieran exponerse constantemente al Sol, ampliando el tiempo de disfrute de la piscina climatizada durante horas y horas, especialmente en el caso de los adultos.
En el porche preexistente, que no era suficientemente grande como para albergar salón y comedor, se ha mantenido el conjunto de sofás, en una zona muy umbría del jardín, refrescada por el césped disfrutando de la perspectiva de la zona de los arces.
Por último, hemos restaurado la pradera de acceso añadiendo una plantación iluminada de Amelanchier a lo largo del césped, que desemboca en la pequeña terraza de solarium para tumbonas en la cabecera de piscina.
A nivel práctico, hemos creado una zona de maquinaria a cielo abierto tras una celosía de ocultación que incluye puerta, y alberga todos los elementos técnicos de la piscina. Un paso de gravilla y losa porcelánica espesorada comunica el jardín trasero y el delantero. También se ha mejorado toda la iluminación y riego del jardín existente.
Un gran proyecto en un espacio relativamente reducido y coqueto.