Hemos intentado crear un espacio interesante por sí mismo, pero también complementario a la decoración de interior de la vivienda y capaz de ofrecer una perspectiva interesante al salón durante todo el año, incluidos los meses de invierno. Para ello nos hemos concentrado en varios aspectos importantes: una gran cascada en acero corten, un sistema de jardineras dinámico y modulado, la iluminación y una paleta de colores cálida e interesante.
La fuente nos da un foco de interés durante todo el año, al tiempo que contrarresta la contaminación acústica de una carretera cercana.
La iluminación está estructurada en tres circuitos: el acuático, realzando la fuente y sus infinitos matices de luz, la perimetral en jardineras y las grandes lámparas para las zonas de estar.
En este proyecto hemos intentado minimizar al máximo el mantenimiento, aunque sin renunciar a un disfrute estético máximo, gracias a la cambiante plantación de herbáceas, la floración de las gauras (Gaura lindheimeri) y Salvia Greggii, y el fondo verde de trepadoras, bambú y photinias, más unos pequeños pequeños ejemplares de arce japónica para conseguir estructurar algo de plantación de media altura, siempre teniendo en cuenta las limitaciones de espacio.
Otro elemento importante fue la jardinera central, inexistente en el espacio previo, que supuso muchas reflexiones con la propiedad, pero ha contribuido a dar profundidad al jardín y nos ha permitido plantar un precioso granado de cierto porte, imposible de ubicar de otro modo en un patio donde toda la plantación era perimetral.