Este es uno de los proyectos más estimulantes en el que hemos trabajado últimamente. Las limitaciones: un espacio casi cuadrado de 7 x 7 metros, que presentaba un desnivel de 60 cm y orientación oeste, en una zona muy calurosa de la Comunidad de Madrid. La mayor ventaja: una clienta dispuesta a trabajar con nosotros en buscar soluciones específicas, algunas bastante a contracorriente: sacar partido del desnivel para generar dos ambientes, utilizar un estanque para dividir espacios, sombrear con una pérgola bioclimática de tamaño contenido y árboles de porte arquitectónico, cultivados a tetto…
Creemos que el juego de proporciones y espacios funcionó perfectamente y nuestra clienta ya ha disfrutado de su primer verano de jardín con toda intensidad.
Vemos en este jardín una versión actualizada del patio tradicional mediterráneo, con tapias altas y abundante sombreado de pérgolas y arbolado, una costumbre abandonada por los promotores y las normativas municipales, pero que sigue instalada en el inconsciente colectivo como esquema básico del jardín ideal: genera la privacidad que todos esperamos de nuestro pequeño espacio al aire libre y ayuda a controlar la temperatura y la insolación, haciendo el jardín y la vivienda más sostenibles y amables.