Este proyecto se coordinó para realizarse coincidiendo con la entrega de llaves de la vivienda. Los propietarios querían un espacio que pudiera disfrutarse visualmente desde el interior de la vivienda, que dispone de una gran cristalera a dos alturas en la fachada del salón. Y, naturalmente, desde el exterior.
Todo el espacio está organizado en torno a una lámina de agua de filtración natural apta para vegetación y vida acuática, así como una pérgola con columpio, que permite disfrutar del sonido y los juegos de luces del agua con sus infinitas variaciones.
El mayor problema que presentaba el espacio, además de las reducidas dimensiones, era el hecho de estar rodeada completamente por malla de simple torsión de hasta 2,70 m de altura (la típica «valla de obra«) En espacios reducidos, los elementos verticales son los más visibles. Podemos hacer una gran inversión en pavimentos u otros elementos ornamentales, que finalmente se ven deslucidos por un paramento de baja calidad. Los paneles recogen las sombras proyectadas por la plantación y los suaves destellos de la iluminación acuática de la fuente.