Esta terraza presentaba un fuerte condicionante: solo podíamos plantar perimetralmente, sin modificar la extensión de solado, porque se trata de un dúplex y bajo el granito se encuentran los forjados de la vivienda. Por otro lado, la orientación es sur, y los colores palidecen ante tanta exposición. Para paliar estos inconvenientes decidimos dar todo el color y el movimiento posibles, proyectando jardineras diseñadas a medida, siguiendo una línea de movimiento constante: planos truncados, diferencias de nivel, patas para elevar la masa de color e iluminar desde abajo. Para completar el efecto de dinamismo, las lacamos en colores vivos, aunque suavemente matizados: turquesa y amarillo huevo. Una apuesta bastante arriesgada, que gustó mucho a los propietarios y a nosotros nos dejó un excelente sabor de boca.
Elegimos también un esquema de plantación que fuera dinámico todo el año: arbolitos de Callistemon para el toque rojo intenso en primavera y otoño, Agapantos azules para el verano, nandinas, siempre en movimiento desde el verde al rojizo y viceversa, carex y un bonito magnolio.
Unas celosías completan las muros divisorios, por detrás de los callistemon, dando el toque de calidez definitivo y muy realzadas por la iluminación.
El diseño de iluminación es un elemento fundamental en la ambientación de esta terraza, brota de entre las plantas y bajo las grandes jardineras turquesa e invita a pasar horas inmersos en un ambiente relajante y equilibrado.