En este ático teníamos la oportunidad de construir una pequeña piscina, porque los arquitectos habían previsto la sobrecarga de la cubierta. Pero siendo conscientes de que habitar un ático es complicado por el exceso de calor y exposición, propusimos a la propiedad realizar una pérgola que permitiera prolongar el periodo de estancia, así como organizar el espacio para realizar comidas y cenas.
Tuvimos que elevar la piscina y la playa de madera por encima del nivel del forjado e instalar una valla de seguridad en la zona más expuesta de la nueva construcción.
Al final, el conjunto permite disfrutar de unas vistas excelentes y consumir largas horas de piscina y terraza, justificando el esfuerzo de subir las escaleras hasta llegar al ático y dándole pleno valor a la construcción de la piscina que, si no, seguramente, quedaría infrautilizada.