Los propietarios de esta vivienda protegida de más de 100 años de antigüedad nos pidieron un diseño nuevo para este rincón, ocupado por una piscina provista de una antiestética cubierta y que había demostrado muy poca usabilidad.
Gracias a la exquisita sensibilidad de los propietarios, pudimos desarrollar un diseño equilibrado, contemporáneo, pero armonizado con la atmósfera del viejo jardín. Establecimos un puente en el tiempo gracias a la nobleza y atemporalidad de los materiales – el acero corten y la piedra natural – y a la presencia mágica y poderosa del agua en el estanque.
A menudo nos preguntan si merecen la pena los relativos esfuerzos de mantenimiento y presupuesto que conlleva diseñar un estanque y la respuesta es siempre la misma: el agua nos transmite sensaciones inestimables de serenidad, eternidad, profundidad y magia. El jardín más pequeño transmite sensaciones de gran espacio cuanto más presencia concedemos a los elementos acuáticos.
Todo jardín necesita, al menos, un elemento de fuerza, de interés, una razón por la que recordarlo tras una visita. En nuestra opinión, el agua es probablemente el foco de interés más potente que pueda incorporarse a un diseño de jardín y recurrimos a él siempre que podemos.